La campana extractora es una pieza clave para mantener el aire limpio. Pero incluso una campana potente puede perder gran parte de su eficacia si la instalación no es la correcta. De hecho, ni el mejor modelo del mercado rinde bien si el sistema de extracción está mal ejecutado.

Antes de entrar en los errores más habituales (y cómo evitarlos para que tu cocina huela a nuevo… y no a humo), si prefieres una explicación visual sobre por qué una campana puede perder eficacia (caudal, presión, tipo de tubo, recorrido, etc.), Miguel Gómez lo resume muy bien aquí:
Bien, empezamos:
1. Usar un tubo flexible no homologado
Ese tubo de aluminio tan “chafable” tan típico en la obra rápida… no sirve. Es barato, sí, pero también endeble, ruidoso y reduce el caudal. Su interior corrugado crea turbulencias, se deforma con el tiempo y acumula grasa.
En resumen, convierte una buena campana en una campana mediocre.
Evítalo así:
• Prioriza tubos rígidos, lisos y homologados para extracción.
• Si necesitas un tramo flexible, que sea certificado y estirado al máximo.
• Consulta siempre las recomendaciones del fabricante.
2. Reducir el diámetro del tubo
Si tu campana está diseñada para 150 mm y le pones 120 mm, la estás estrangulando: sube el ruido, baja la eficacia y el motor trabaja forzado.
Evítalo así:
• Respeta el diámetro indicado: forma parte del rendimiento del equipo.
• Mantén el mismo diámetro en todo el recorrido.
• Si las limitaciones estructurales obligan a reducirlo, asume pérdidas de extracción y más ruido. No son fallos del producto, sino consecuencia directa de la reducción.
3. Recorridos de tubo demasiado largos
Cuanto más largo es el recorrido del aire, peor funciona la campana: cae el rendimiento, sube el ruido y pueden aparecer goteos por condensación.
Evítalo así:
• Coloca la campana lo más cerca posible de la salida.
• Como referencia: 3 metros de recorrido total es lo recomendable.
• Si debes superarlo, compénsalo con una campana más potente o un extractor en línea.
• Inclinar ligeramente el tramo horizontal del conducto hacia el exterior para evitar que la condensación regrese a la campana.
4. Demasiados codos
Cada giro resta fuerza al aire. Tres codos de 90° pueden reducir el rendimiento casi a la mitad.
Evítalo así:
• Cuantos menos giros, mejor.
• Mejor dos codos de 45° que uno de 90°.
• Valora recorridos diagonales si ayudan a suavizar el trayecto.
5. No planificar la salida de humos (y elegir mal la alternativa)
Cuando no se planifica la evacuación desde el inicio, aparecen soluciones improvisadas que comprometen el rendimiento.
Si no existe posibilidad de salida al exterior, la recirculación es una alternativa válida siempre que se escoja un sistema de calidad y se mantenga correctamente. El problema no es la recirculación: son los filtros básicos, su mal uso o su falta de mantenimiento.
Evítalo así:
• Prioriza salida al exterior siempre que sea viable: elimina humedad, calor y olores.
• Si no hay salida, apuesta por recirculación de nivel: buen carbono activo o plasma.
• Mantén los filtros según indicaciones del fabricante. La recirculación puede rendir al máximo, pero solo con el cuidado y el uso adecuados
En resumen
Una buena instalación marca la diferencia. Para que tu campana funcione como debe:
• Tubos rígidos y del diámetro correcto.
• Recorridos cortos y rectos.
• Mínimos giros.
• Y planificación desde el minuto uno.
Tu cocina (y tus pulmones) te lo agradecerán.

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